jueves, 4 de febrero de 2010

LA NATURALEZA DE LA CRISIS CAPITALISTA

En su obra cumbre el Manifiesto Comunista, Marx habla sobre el origen de las crisis, que por su repetición en el tiempo, ponen a prueba a la sociedad burguesa. Aunque consideró varios aspectos de las crisis, nunca llegó a realizar un examen completo.
Las crisis son fenómenos determinados por las fuerzas económicas, lo que hace que sean muy complicados. Marx definió a la crisis real como “aquella que puede explicarse sólo por el movimiento real de la producción capitalista, de la competencia y del crédito”, entendiendo por estos dos últimos, toda estructura de organización de los mercados y el mecanismo financiero que hace que la economía real sea mucho más complicada que los sistemas tipo.
Los partidarios de Marx dedicaron gran atención a la teoría de las crisis, ampliándola en algunos aspectos que Marx no había considerado.

1. LA PRODUCCIÓN SIMPLE DE MERCANCÍAS Y LAS CRISIS
La moneda es considerada como un medio de circulación bien aceptado, llegando a convertirse en un rasgo necesario para una sociedad que ha avanzado más allá de la etapa del trueque ocasional e incluso representando un gran paso hacia delante en la historia de la civilización.
La función y el propósito del dinero es dividir el acto del cambio en dos partes que pueden estar separadas en el tiempo y en el espacio.
El uso de la moneda permite vender un producto cuando está terminado y comprar a la satisfacción del consumidor lo que le hace falta. Así se ahorra mucho tiempo y resulta posible la verdadera especialización que es la base de la productividad incrementada.
La organización de la producción por medio del cambio privado lleva consigo la posibilidad de una crisis de tal magnitud que sería inconcebible en una economía más simple, en la que el trabajo estuviera organizado y los productos fuesen compartidos bajo la dirección de una sola autoridad.
Es dificil pensar por que razones los productores podrían seguir una conducta desorganizada en una sociedad de producción simple de mercancías. Lo más probable es que un desastre, una guerra o un acontecimiento catastrófico puedan interrumpir la circulación de las mercancías en las condiciones de una producción simple.
En este sentido, el atesoramiento es una explicación razonable de una crisis en las circunstancias anteriormente citadas.El fin del atesoramiento es más común en condiciones próximas a la producción simple de mercancías que en sociedades más avanzadas, este tiene lugar de forma gradual y en un largo período de tiempo. En cuanto a la circulación de mercancías-dinero-mercancías, esta lleva también consigo las posibilidades de una crisis, sin embargo esta circulación también significa producción para el consumo, y puesto que el consumo es fundamentalmente un proceso continuo, hay pocas razones para esperar que las posibilidades se conviertan en hechos.

2. LA LEY DE SAY
Los economistas clásicos han demostrado su falta de perspectiva histórica al ser incapaces de distinguir entre la producción simple de mercancías y la producción capitalista, ya que los teoremas basados en la producción simple de mercancías fueron erróneamente generalizados y aplicados a la producción capitalista.
La Ley de Say sostiene que una venta sigue invariablemente una compra por igual cantidad y que de esta forma, no puede interrumpirse la circulación mercancías-dinero-mercancías, y como consecuencia de ello, no hay crisis ni sobreproducción. Pero Marx comprobó que la Ley de Say no era cierta, ya que el hombre no está obligado a comprar sólo porque ha vendido. Para Marx, el dinero es el medio por el cual el cambio se divide en dos transacciones separadas y distintas (la venta y la compra), por las cuales si uno vende y deja de comprar, el resultado es la crisis y la sobreproducción.

3. EL CAPITALISMO Y LAS CRISIS
El capitalismo convierte al modelo de producción simple de mercancías (mercancías-dinero-mercancías) en dinero-mercancía-dinero. Bajo esta forma dominante de circulación, el capitalista concluye el proceso de producción con nuevas mercancías en el mercado que transforma en dinero, y que representan valor de cambio pero en ningún momento han poseído valor de uso.
No debemos confundir a un simple obrero con el capitalista como tal, ya que el primero de ellos vende su fuerza de trabajo con el único objetivo de asegurar una afluencia de valores de uso para sí y para su familia. En cambio, el capitalista está interesado en elevar al máximo su tasa de ganancia como resultado de haber invertido su capital en el proceso productivo.
En cuanto a la posibilidad de crisis, hay que tener en cuenta que cualquier interrupción del proceso de circulación o cualquier retención del poder de compra, puede iniciar una contracción en el proceso de circulación que dará origen al fenómeno de sobreproducción, que se reflejará en un descenso de la producción. Aunque, para que se produzca una crisis no es necesario que la tasa de ganancia sea negativa, ya que, es posible con un simple descenso de esta de su nivel ordinario, rompiendo la continuidad en el proceso productivo y precipitando la crisis.
Los teóricos modernos dividen a la clase capitalista en dos secciones, la de los empresarios que organizan y dirigen los procesos de producción, y la de los poseedores de capital en dinero que suministran bajo la forma de préstamos a interés los fondos que los empresario necesitan para sus operaciones. Desde el momento que la tasa de ganancia cae por debajo de los tipos de interés, la circulación se interrumpe y sobreviene la crisis.

4. LOS DOS TIPOS DE CRISIS
Hay que diferenciar entre las crisis relacionadas con la tendencia descendente de la tasa de ganancia y las crisis de realización. El capitalismo práctico, no verá ninguna diferencia entre ellas pero desde el punto de vista del análisis causal, ambas crisis plantean problemas diversos:
- Por un lado, se tiene en cuenta los movimientos en la tasa de la plusvalía y en la composición del capital, quedando intacto el sistema del valor
- Por el otro, se tiene en cuenta las fuerzas no específicas que tienden a crear déficit general en la demanda efectiva de mercancías.
En ambos casos, el punto de partida de la crisis es el descenso de la tasa de la ganancia.

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